jueves, 26 de septiembre de 2013

Días sin hambre


Descarnada, en el sentido literal del término es el adjetivo perfecto para definir la novela de Delphine de Vigan, Días sin hambre, publicada por Anagrama. La narración aborda el complejo problema de la anorexia sirviéndose del mejor estilo que se podía emplear para ello. Del mismo modo que la persona con este trastorno se ve reducida a un puro esqueleto, la escritora pule la prosa, la somete a un duro régimen y nos presenta en un esquema narrativo mínimo, anoréxico, la historia de Laure. La narración es sobria: es una novela de ciento sesenta y siete páginas; los capítulos son tan sólo párrafos, las partes en que está dividida equivalen a lo que podríamos entender como capítulos; el prólogo y el epílogo son unos párrafos y no existen palabras de más.


Laure es una joven universitaria a la que el doctor Brunel consigue convencer en la calle para que vaya a visitarle a su consulta. Lo único que le queda a la protagonista es un hilo de vida, un pasado oscuro y una soledad que le hace aferrarse a esa última oportunidad que le ofrece el psiquiatra. De este modo, Laure es ingresada en un hospital y sometida a un tratamiento, que supone un suplicio, no sólo mental sino también físico. Las tentaciones le rodean: vomitar después de comer, desconectarse la alimentación parenteral que debe llevar toda la noche encendida, moverse desenfrenadamente para perder las calorías dolorosamente ganadas, pesarse con un paquete de arroz para fingir haber engordado... Sólo el vínculo profundo que el médico logra establecer con ella es capaz de salvar los obstáculos. 
Esta novela presenta una serie de méritos notables: el estilo depurado, la capacidad de la autora para transmitir el sentimiento de dependencia que surge en el interior de Laure hacia el doctor Brunnel, los límites éticos que él mantiene en su relación con la enferma y su gran capacidad de empatía y escucha. En el aspecto temático, la escritora consigue enfrentar al lector con la dura realidad de la anorexia. Ésta no es una simple tendencia y deseo de ser como las modelos, propia de jóvenes inmaduras. Detrás de ella se esconden conflictos muy duros que todos tenemos que descubrir y considerar, para ayudar y tratar a estas personas tal y como se lo merecen: con amor.


Marian (De su blog El rincón de Alejandría, libro disponible en la Biblioteca de S. Jorge)

No hay comentarios:

Publicar un comentario